
Estoy de vuelta en Canarias, mi hogar. Islas de magia y belleza en donde sol y mar siempre están presentes. Aquí vivo con alegría y plenitud, disfrutando de sus playas, sus barrancos, sus gentes. Pero al cabo de un tiempo vuelvo a sentir la necesidad de saborear nuevos lugares, nuevas culturas, nuevos aires. Ya estoy ansioso por desplegar las velas de nuevo y espero que esta nueva aventura sople con fuerza en mi interior para sentirme aún más vivo. Eso ocurrirá pronto, dentro de un mes, pero ahora estoy descansando de mi periplo por las tierras danesas, tan lejanas y extrañas para un africano. Diferente a lo que estaba acostumbrado a ver, todo llano y verde, con extensos terrenos de trigo y verduras, y sin tanta alegría en sus gentes. Pero lo he disfrutado, conocí buena gente y buena cerveza (algo muy de apreciar). A demás, conseguí lo que quería.... la pasta necesaria para hacerme un largo viaje por el sudeste asiático (India, Nepal, Vietnam y lo que salga). No quiero planificar nada, supongo que lo mejor de un viaje es no saber que te encontrarás ni como reaccionarás, dejar que el viento te lleve y fluir.... hay que fluir!!