martes, 20 de febrero de 2007

Kathmandu - Nepal

Esta ciudad te sorprende nada mas llegar. La imaginaba pequeña, tranquila y mística pero es todo lo contrario: inmensa, ruidosa y caótica. Aun así, después del shock del primer día comienzas a disfrutar de su gente alegre, simpática y con una mentalidad más abierta, de sus pequeños rincones abarrotados de templos budistas e induistas. Pero le falta algo... echo de menos a las vacas paseando por las calles.
El otro día estuve en un pueblo cerca de kathmandú donde parece que el tiempo se detuvo hace siglos. La gente tiene que ir a buscar agua a la fuente de la esquina y esperar su turno. Muchas de las calles son muy estrechas, laberínticas y siempre encuentras gente agradable con la que hablar un poco o niños que quieren jugar contigo. Además el pueblo esta lleno de templos guapísimos. Podría quedarme en este lugar varios días paseando y hablando con la gente.

Dentro de unos días me voy de excursión para el Tibet. La única forma de cruzar la frontera es mediante un viaje organizado, así q estaré cerca de una semana rulando por la cima del mundo en jeep con unos cuantos guiris. Si todo va bien, luego cogeré un tren para recorrer el sur de China durante un par de semanas.

1 comentario:

MAR dijo...

ay Marce, qué surrealista: "echo de menos las vacas paseando por las calles"!!!!!...
cuando llegues te haremos una entrevista en mi nuevo curro: Canarias Directo!!